Me encuentro muchas veces con mis clientes con el dilema de sí aplicar frío o calor para sus dolencias. Por lo que hoy te traigo unos consejos rápidos para saber cuándo plicar correctamente frío o calor para aliviar una lesión.
¿Cuándo aplicar frío?
Con el frío generalemente conseguimos calmar el dolor y reducir la inflamación de la zona. Lo debes utilizar en lesiones agudas dolorosas, como golpes, esguinces, pequeñas roturas de fibras, para aliviar las articulaciones después de ejercicio intenso…
Podemos aplicar bolsas de hielo, baños con cubitos de hielo, geles especiales,y hasta una bolsa de congelados envuelta en una toalla. Pero con cuidado, nunca se debe aplicar directamente en la piel.
¿Cuándo aplicar calor?
Por norma general, el calor lo aplicaremos en dolencias más crónicas;es decir, cuando llevamos ya varios días con molestias o dolor, incluso semanas y que no estén relacionadas con procesos inflamatorios. Esto quiere decir que, si hemos tenido una lesión hace varios días, pero todavía notamos la zona hinchada y/o caliente, tendremos que continuar aplicando frío.
Las dolencias que más agradecen la aplicación de calor suelen ser los dolores de cuello, espalda y otras lesiones musculares (contracturas…) y procesos crónicos como la artrosis (si no cursa con inflamación de la zona).
Podemos poner sobre la zona una manta eléctrica, bolsa de semillas caliente, parafangos,etc...
Sí existen problemas cardiovasculares o de circulación, no debemos aplicar calor en la zona.
Aquí podeos comprar un saquito térmico con semillas que además de poder calentarlo en el microondas se puede usar en frío, tiene funda lavable y huele que alimenta.